sábado, 17 de marzo de 2018

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Acepté que podíamos dejarnos cuando entendí que éramos un amor mutado. Transformado. Devenido en otra cosa pero amor al fin.
A veces el cuerpo pide algo distinto a lo que pide al alma y sentirlo me ayudó a dejarte ir. A dejarme ir junto con vos.
Uno está donde se lo extraña también. Dónde se lo siente y dónde se lo recuerda. Y yo por suerte te tengo en todos esos huecos. En la historia, en la piel y en todas las imágenes que nunca nadie va a poder matar en mi cabeza y mucho menos en mi corazón.
Tu cuerpo se fue a otros lados. A veces, y cada tanto, verte al menos en una foto me alcanza y me basta para alimentar mi pecho. Yo puedo seguir sin vos porque sé que de acá, de acá, vos me entendés, es imposible que te vayas.
Somos amor. Mutado. Transformado. Devenido en otra cosa. Pero somos amor. Y en el amor no hay separacion.
Dicen, cantando por ahí, que el cuerpo pide pero que el alma es libre. Y mi cuerpo se alimenta cuando te ve volar también. Sí. También.
Y así, te pude empezar a soltar. A soltar y a sanar. Cuando comprendí que siempre te voy a tener acá. Adentro. Y nadie puede morirse ahí. Nadie. Porque adentro de mi cuerpo, decido yo.

Lorena Pronsky

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