miércoles, 21 de marzo de 2018

Amsterdam

Hoy me nombraron Holanda, vino a mi mente Amsterdam, las bicicletas, los tulipanes, los molinos, su barrio rojo, sus plazas, las galletas, el tranvía. Ese idioma extraño, la gramática tan distinta, su arte y sus canales. Lo que logró en mi fue volver a creer en el poder de la gente, como la organización de ese pueblo salvó a Amsterdam de ser destruida por los Nazis, creer en la solidaridad, el respeto y la tolerancia de las personas. Como la diversidad y la tolerancia enriquece tu vida.
En resumen para mí Amterdam es tolerancia, libertad, respeto. Y me devolvió mi seguridad, y confianza, me mostró el lado bueno de las cosas.

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