Manejar con niebla es como la vida, antes me paralizaba pero seguía, mucho más lento, con miedo. Me fui acostumbrando a que apareciera, siempre con precaución.
Y vas por la carretera guiándote por las luces que van más adelante, los faros, si es que hay y si no es así te guías por los autos que van más adelante. Ves luces rojas, blancas, amarillas y a veces hasta azules y gracias a ellas sabes cuando hay una curva o hay que disminuir la velocidad, pero hay momentos en los cuales no hay luces, ya sea porque te quedaste atrás o avanzaste muy rápido y en ese momento dan ganas de parar, me paralizo por dentro y me dan ganas de hacerme a un lado, porque no se ve nada, porque ya no hay tanta noción de curvas y a veces ves un auto, una persona muy cerca y piensas en que sin quererlo podrías dañar a alguien o dañarte a ti mismo, pero sabes que tienes que seguir, debes llegar al destino, tienes que llegar a ese lugar por el cual te levantaste en la mañana y en ese minuto a pesar de la falta de claridad sigues hacia adelante, con precaución, con calma, pero sin detenerte.
*Le tengo miedo a la niebla, porque el accidente en el que estuve, una de las causas fue la niebla y además no te deja ver tan claro, aunque conozcas el camino, uno no sabe que cosas pueden haber cada día
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