lunes, 26 de febrero de 2018

Autoboicot

Encontré esto por ahí, me pareció interesante, algunas cosas conocidas, me servirá para reflexionar.

En ocasiones las personas nos autoboicoteamos; parece que somos muy complejos pero, a veces, nos dan miedo cosas que, a la vez, deseamos o que nos gustarían tener, y ponemos en marcha un boicot contra nosotros mismos. El autoboicot es la acción o acciones referidas a ponerse obstáculos a sí mismo que nos impiden cambiar algo a mejor, prosperar, conseguir algo. Está basado en el temor o en el miedo al cambio hacia mejor, a lo desconocido (para bien), a salir de nuestra zona de confort, a la toma de decisiones.

He conocido personas que se boicotean en el plano del ocio. Piensan algo parecido a “me encantaría salir hoy sábado a tomar algo pero me lo prohíbo a mi mismo porque mañana tengo que hacer muchas cosas”. En este sentido hay que diferenciarlo de una actitud de responsabilidad (acostarme a las 5 de la mañana si me tengo que levantar a las 7 para ir a trabajar). En el pensamiento que indico la persona no se deja llevar por su apetencia, por su emoción, la boicotea.
Pero hay otros autoboicot un poco más complejos. Imaginémonos una situación de entrevista de trabajo en la que, intencionadamente o semiconscientemente, ofrecemos un mal rendimiento de nosotros mismos porque en el fondo pensamos “este trabajo es demasiado para mí”, “no voy a ser capaz de realizarlo”, “no quiero dedicarle tiempo al trabajo”, etc. Otro ejemplo sería esa misma  actuación en la entrevista con un jefe que nos quiere promocionar, ascender, etc., o los casos en los que una persona se está formando continuamente, y casi compulsivamente, pero nunca busca un trabajo en el que aplicar esos conocimientos porque tiene miedo a enfrentarlo.  En estos casos, la persona se boicotea por miedo al éxito, a prosperar, a que el trabajo le requiera mucho esfuerzo o porque piense que no es capaz de llevarlo a cabo.
¿Qué habilidades y aspectos personales se deben trabajar para mantener a raya el autoboicot?
-La necesidad de controlarlo todo, de situarnos sólo donde nos sentimos cómodos, el miedo a salir de nuestra zona de confort son puntos importantes a trabajar.
-El perfeccionismo, característica que suele causar a estas personas mucho dolor, ya que nunca sus actuaciones o su trabajo son del todo perfectas.
-La baja autoestima y, relacionada con ella, los pensamientos negativos de poca autovalía, la desmotivación personal (“para qué voy a hacerlo si no valgo para ello”). Esto a veces se traduce también en pensamientos del tipo: “no voy a ser capaz”, el conocido “no valgo para estudiar, para qué me voy a esforzar” (a veces repetido por nuestro entorno), “necesito seguir formándome, ya que no estoy del todo preparado” (cuando es obvio que ya está formado). Esto último tiene que ver con el perfeccionismo.
-La rigidez mental, ya que es necesario trabajar la flexibilidad en la toma de decisiones, evitar estereotipos, anticipaciones sobre futuras situaciones, etc.
-La comparación constante con los demás. Esa comparación es inevitable pero no debe ser recurrente, ni el plano laboral, ni afectivo, ni de ocio.
¿Qué cambiar?
-Primero, trabajar ese discurso interior negativo, los juicios acerca de uno mismo, los prejuicios acerca de los demás y cambiarlo por otro más realista y relativo (no absoluto).
-Se puede trabajar, con la ayuda de un profesional si es posible, ese miedo a los cambios, junto el diseño de planes de acción para lograr determinadas metas. Se trata de superar el temor, por un lado, y ponerse en marcha actuando, por otro.
-Vivir el aquí y ahora, el presente; no anticipar el futuro constantemente ni anclarse en el pasado.
-Evitar el aislamiento de los demás.
-Trabajar la autoestima e inseguridad.
-Tomarse la vida con más humor, con más soltura y naturalidad.
Y recordar los versos de Machado:
“…caminante, no hay camino:
se hace camino al andar”.
Y en eso estamos, trabajando, queda camino por andar...



No hay comentarios:

Publicar un comentario